Bienvenidos!!

Si las paredes de Dorja hablaran, dirían muchas cosas. Nos contarían momentos, traerían viejos recuerdos, alegrías inmensas y llantos desconsolados. Revelarían grandes secretos y expresarían emociones imborrables.

Para algunos esas paredes son una parte inseparable de sus vidas. Para otros, son el sitio en el cual intentan encontrar su verdadero lugar. Están los que miran con nostalgia aquellos muros que los vieron crecer. También existen los que prefieren observarlos de reojo, para olvidarlos lo antes posible.

Conocemos cada rincón de Murillo 649. Recorrimos cada jeder, nos formamos en cada peulá y progresamos con los golpes y las caídas. ¿Quién nos quita lo bailado? ¿Cómo expresar esas sensaciones que sólo quienes formamos parte de esto podemos conocer?

Las paredes de Dorja saben muchas cosas. Saben de esfuerzo, saben de luchas, saben de esmero. Conocen la tristeza y la alegría de sus hijos, de su gente. Supieron de situaciones difíciles y de circunstancias duras. Ellas nos entienden y nos escuchan.

Las paredes de Dorja nos advierten que no somos gigantes pero que, entre todos, podemos hacer algo grande. Y tienen razón. Porque la unión hace la fuerza. Porque saber que en Dorja nos tenemos los unos a los otros no nos lo quita nadie. Porque Murillo no es sólo un punto de encuentros. Es mucho más que eso. Es mucho más que un lugar.