viernes, 4 de abril de 2008

PLANES SATANICOS

No somos como los boyscouts. Qué difícil es explicarle esto a nuestro amigo no judio. Uno se dispone a hablar de sus actividades semanales o de los planes para el fin de semana y ahí nomás salta esta laguna profunda. ¿Cómo salir nadando sin generar en el otro falsas conclusiones? Veámos.

Viernes a las seis de la tarde. Planes para la noche nulos para todos menos para vos. Claro, templo y peulá son una fija. El meesenger se convierte en la cuna del debate.
-Che, ¿vamos a cenar a la noche?
(con una tipografía espantosa, una ortografía que deja mucho que desear y la evidente pregunta de ¿habrá dicho “vamos a cenar a la noche” o “estamos pa menear en el coche”)
-Dale, pero yo llegaría un toque más tarde.
-Ok, no hay drama. ¿Por?
(momento culminante: le digo que voy a los grupos y va a pensar que pertenezco a una secta, pero si, en cambio, explico naturalmente que me junto con amigos en Murillo, los por qué se van a ir multiplicando y de esta no salgo más).
-Tengo planes
-Qué te la das de misterioso. Contame, dale.
-Es que los viernes a la noche voy a unos grupos con amigos. ¿Te acordás que te hablé de Dorja?
-Sí, pero nunca entendí qué es eso. Explicame.
-Son grupos a los que vamos los fines de semana. Nos juntamos para hacer actividades.
-Ah, ¿y hacen cosas así de judaísmo no?
-Si, no sé, mas o menos. O sea, de todo un poco.
(Ya está. La palabra boyscout está en la cabeza del otro tambaléandose de acá para allá)
-Debe ser como los grupos de la Iglesia.
-No, nada que ver.
-Yo tengo un amigo que va a esos grupos de la Iglesia y me contó algo parecido a lo que vos me contás.
(Okey, despedite de las chances de hacerle entender que no estás tramando nada raro)
-Sí, pero no, nada que ver. Llego más tarde a la cena y listo.
-Dale, no hay drama. Un abrazo.

Nos reconfortaría decir que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia. Pero no, la situación simulada tiene un grado de ficción muy bajo. El amigo no judio es un personaje difícil de persuadir y, principalmente, escéptico. Quizás ese sea el mayor problema. Parecerían que su hobbie es meter el dedo en la llaga.
Pero seamos realistas, pidamos lo imposible, como rezaba una consigna en el Mayo Francés. Para ser más claros: si aspiramos a contarle a nuestro amigo no judio con lujo de detalles de qué se trata esto de ir a los grupos de Dorja y nos esforzamos por aspirar a que entienda todo, entonces algo le va a quedar. La paciencia y la predisposición tienen que ser necesariamente nuestras aliadas.
Sencillo sería escaparle una y otra vez al tema y someternos a que gane el fantasma del amigo no judio. Y cuando digo sencillo que se entienda también como algo que no nos santisface. Dejemos ir a estos miedos y dudas. Bienvenidos sean la tolerancia, el intercambio de culturas y hasta el mutuo aprendizaje, por qué no. Porque boyscouts no somos y estaría bueno hacerlo saber.


IF

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