lunes, 6 de septiembre de 2010

¡Shana Tova u Metuka!

La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón. Por eso, para estas fiestas, nada mejor que un cuento:

Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo, con el propósito de que viera cuan pobre era la gente del campo y que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos. Estuvieron todo un día y una noche en la granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le preguntó a su hijo:

- ¿Que te pareció el viaje?

- ¡¡Muy lindo papá!!

- ¿Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente?

- ¡Sí!

- ¿Y que aprendiste?

- Vi que nosotros tenemos un perro en casa, y ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros , ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen miles de estrellas. Nuestro patio llega hasta el limite de la casa, el de ellos tiene todo el horizonte. Especialmente papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo y rara es la vez que charlan conmigo.

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo...y su hijo agregó:

- Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.

Que este año nuevo nos encuentre valorando y disfrutando aquello que realmente importa: la familia, los amigos y los regalos que la vida nos da día a día.

Que cada uno pueda encontrar el camino de la felicidad es el deseo de todo el Departamento de Juventud.

¡Shana tová u metuká!

No hay comentarios.: