viernes, 9 de mayo de 2008

Tener 60 años.

Hace no mucho le pregunté a mi Bobe qué le significó cumplir los 60. Tras unos segundos de esa cara de “estoy pensando bien algo”, se lanzó a responderme: “Tener 60 años es reconocer la densidad y riqueza del ayer y lo frágil y las oportunidades del mañana, es estar dispuesto a vivir intensamente, es ya no posponer los sueños y hacerlos realidad en la medida de lo posible. Es por fin saber quienes son tus verdaderos amigos y haberse ganado el enorme privilegio de no simular más frente a los otros; es saber decir “no” cuando es “no”. Tener 60 años es asombrarse de lo que se logró con los hijos (que ya están en la década de los 30). En definitiva, llegar a los 60 es recordar que soy una mujer afortunada.”
Mi Bobe hoy tiene 77 años; cuando Israel nació era una joven sin demasiada experiencia pero muchos sueños de tan solo 17 años. Mi Bobe aprendió las lecciones que la vida le enseñó, Israel también. Ambos han madurado y crecido; hoy saben diferenciar lo bueno de lo malo, siguen soñando, mantienen los ideales firmes y confían en el legado que nos inculcaron.
60 años. Por el hoy al que llegamos por el ayer y por la realidad que nos llama para el mañana. Lejaim!

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