MQUL se complace en presentarles una completísima nota sobre el neonazismo en el país. Este artículo prové información muy interesante sobre cómo funciona este movimiento en Argentina. Vale la pena leerlo hasta el final.
Con la esvástica
como bandera*
“No te metas en eso”, advirtió una vendedora de libros del Parque Rivadavia. “No me quiero involucrar, porque sé que ellos están por acá, pero no te puedo decir nada más”. La mujer se refería a un grupo de jóvenes neonazis que militan en el Partido Nuevo Orden Social Patriótico (PNOSP), una agrupación que, en sus bases, niega el holocausto judío.
El antisemitismo del PNOSP puede ser identificado mediante una publicación del partido, la revista Nueva Thule. El líder de esta agrupación, Alejandro Franze, se hace llamar Rudolf Heyndrich, jefe de las SS de la Alemania nazi. “La gente del parque intenta ignorarnos porque nos temen”, aseguró un militante del PNOSP que prefirió no revelar su nombre.
En cambio, Alejandro Biondini, un hombre de 51 años que es la cabeza de otro partido político neonazi, prefiere que le digan “Kalki”, un término de la mitología hindú que significa “la última reencarnación de dios”.
Las ceremonias de iniciación secretas para jóvenes, la escasa presencia femenina en el grupo y la profanación de tumbas judías, como la ocurrida el 19 de octubre de 1999, son otras de las características de estos neonazis que festejan como día del partido la fecha de nacimiento de Adolf Hitler, el ex canciller alemán e ideólogo del movimiento nazi. Además, utilizan el saludo de Hitler y reivindican a Saddam Hussein.
El siete es la cifra mística para los de Biondini -quien adhirió a la rebelión militar de Semana Santa de 1987-. Este número de carnet tenía Hitler en el Partido Nacional Socialista, que él mismo fundó. La cifra reemplazó a la cruz esvástica en la bandera del PNT, luego de un proceso legal en el que se le negó al partido incorporar como símbolo de la agrupación a la cruz esvástica. La jueza federal María Servini de Cubría consideró que la cruz esvástica está vinculada con el genocidio nazi y con la aniquilación sistemática de seres humanos.
Los nazis en la Argentina también se pueden encontrar en la música o en grupos callejeros. Tal es el caso de los Skinheads. Con sus cabezas rapadas, jeans ajustados y arremangados y botas, los Skins neonazis se definen como “guerreros urbanos fieles a su patria y a sus creencias”, según afirma Francisco, un Skin de 22 años.
El orígen de los Skinheads se remonta a fines de los años 60 en Inglaterra, donde estos sólo eran personas amantes de la música, de la cerveza y del sexo. Pero luego apareció el brazo neonazi de este grupo, que es el que se puede ver en determinados lugares (siempre los mismos) de Buenos Aires. Un caso puntual es el bar La Tribu, ubicado en la avenida Gaona, de Ramos Mejía, donde siempre hay una banda de al menos diez Skins, que provoca a los pelilargos y a los homosexuales que transitan por la calle. En algunas ocasiones, es posible observarlos amontonados mientras golpean brutalmente a un grupo de amigos o a una sola persona.
Según Francisco, su raza cree que el fascismo triunfará en la Nación. “Nuestra ideología es llevar nuestra patria a su 100 por ciento, sin porquerías de otros países, sin maricones ni lesbianas (sic) que ensucien nuestro barrio”, comenta el Skin.
Por otro lado J.P., un joven Skin de Barrio Norte que prefiere no revelar su identidad, asegura que “hoy en día se ha desvirtuado mucho la definición de Skinhead”, y agrega que las actuales agrupaciones de esta creencia deberían estudiar más sobre sus raíces musicales: el ska, el oi! y el reggae jamaiquino.
Abundan los neonazis en la Argentina. Sus movimientos agrupan a jóvenes, que encuentran en la ideología de Hitler una salida, y a viejos nazis que aún recuerdan con nostalgia su época de gloria en la Alemania de los años 30 y 40. Lo cierto es que, aunque muchas veces no se dejen ver, estos grupos están por todos lados. No suelen dar información sobre su militancia ni hablan abiertamente de sus actividades. Por este motivo, algunas personas, e incluso ellos mismos, recomiendan que “no te metas en eso”.
*Nota realizada por Iair Feierstein, Alan Cianfagna, Manuela Fernández Mendy y Marcela Troncatti Castillo para la escuela de periodismo TEA.
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