viernes, 11 de septiembre de 2009

El Gran clima que no alcanzó

Que para los argentinos el fútbol es una pasión de multitudes, no hay duda. Es por este motivo que el sábado pasado, día en que Argentina se enfrentó a su archienemigo futbolístico: los brasucas, en la Comunidad Dor Jadash decidimos vivirlo todos juntos.

El evento comenzó a las 21 hs. Más de 150 personas, entre socios de la Comunidad, amigos y familiares comenzaron a llegar al lugar donde se proyectaría, minutos después, el tan esperado partido, en una pantalla gigante. El partido comenzó puntual, como estaba previsto. Empezó con la presentación de apertura y por supuesto, todo se pusieron de pie para entonar el Himno Nacional Argentina, acompañando a los jugadores y cuerpo técnico.

Sin embargo, el ánimo cambió a los 23 minutos del primer tiempo, cuando Ânderson Luís da Silva, conocido como “Luisao”, metió el primer gol a favor de Brasil. Luego, el clima empeoró cuando minutos más tarde Luis Fabiano, el 9 de la “verdeamarela”, metió el segundo gol, dejándonos aún más complicados para la clasificación.

Una vez pasados los primeros 45 minutos de partido, comenzó el entretiempo, donde todos los presentes de acercaron a la mesa del buffet que estaba dispuesto a un costado del salón, para degustar ciertos manjares que hicieron un poco más grato el momento amargo que estaban viviendo los argentinos: un vaso de gaseosa, una pizzeta o un pedazo de torta para pasar el mal trago.

Terminado el descanso, para jugadores y espectadores, se retomó el partido y la tensión se sentía en el aire. Al fin pudieron verse algunas sonrisas cuando Datolo convirtió el gol para los argentinos. Gritos de festejo e improperios contra los brasileros podían escucharse en cada rincón del salón. Lamentablemente, la alegría duró poco: escasos minutos después, el 9 de Brasil metió su segundo gol, dejando a los portadores de la camiseta celeste y blanca, 2 goles abajo y con pocas posibilidades de ganar el partido.

Finalmente el partido termino pasadas las 11 de la noche. El salón comenzó a despejarse entre abrazos y palmadas en la espalda a modo de consuelo entre los presentes.

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